Saturday, April 28, 2007

Ji.-

Tengo Miedo Torero

Al llegar, ella se bajó dando un portazo, y abriendo la cerradura subió la escalera soberbia sin mirar atrás. La ruidosa acelerada la hizo detenerse en el descanso de los peldaños, porque hasta allí le duró su rabia, y sintiendo las piernas de lana, pudo prever el vahído sentándose en la escalera para reponerse. Que se fuera, que no volviera nunca más, rogó apretando los puños. Total ya la había usado. Y en realidad, la Rana y el chiquillo de mierda tenían razón; ella era una loca necia, una vieja estúpida que se dejó embaucar por la cortesía universitaria y el trato amable de ese mocoso. Y era sólo eso, pura amabilidad, puro agradecimiento por haber prestado su casa y su tiempo a esos revolucionarios que no tenían corazón. En esa postura, con las rodillas juntas, acurrucada en el centro de la larga escalera, parecía más bien una niña, el garabato artrítico del desamor. Quiso llorar, como tantas veces que la vida perra la enrostraba el espejo del desengaño. Quería llorar con toda su alma para sacarse de una vez la espina quemante de ese capricho, pero su mirada de quiltra lunera no logró reflejar la claridad agónica que se iba en el último pestañazo de la tarde.


El hermano de Camila se murió un día jueves de un abril desastroso. Un abril desastroso donde todo se murió como las ranas que caían del cielo y la música sonó pastosa en un clima deprimente. Camila se fue a Valaparíso a llorar a su hermano en alguna plaza que yo no conozco; a caminar por las gastadas y prostituídas calles que yo sólo he visto por fotos. Y ella probablemente cruzó la calle para comprarse una Bilz y algún alfajor que no tenía gusto a nada. Tal vez botó todo a la basura y probablemente Camila se acordó de su hermano jugando a la pelota en la mitad de la calle o de él yendo a buscarla al colegio cuando la teleserie Adrenalina estaba de moda. Lo que yo creo es que ella se sintió como se siente la gente cuando se le mueren los hermanos un día jueves de algún mes desastroso. Y la gente así se pone media resentida social. Y la pobre Camila llorará sin razón alguna en medio de una ciudad que no es suya. Y llorará más cuando llueva y sea jueves, y se acuerde todo el día que a niñitas como ella se les mueren los hermanos en un día como ese. Y yo sólo la miraré de lejos, porque no me atreveré a acercarme, ni tampoco a decirle Camila ya no llores, mira que mañana va a faltar un día menos.

Llamé a mi hermano de un teléfono público cualquiera. Le dije que no se olvidara que algún día me dijo que me am***. Él me respondió como suelen responder los hermanos mayores que la quieren a una como Papelucho. Y lloré desde la médula al oír su voz ronca y pastosa (como la música) por el público teléfono. Me dijo que él no dejaba que la Ji se muriera porque la am***. Y la Ji contenta, le gritó que ella también lo am*** aunque él ya no estuviera para defenderla ni para abrazarla cuando se sintiera sola. Y aunque él ya había cortado y no podía escucharla, la Ji sigue gritando como una loca enferma que lucha contra el clima y que luego corta el teléfono. Y la Ji piensa en Camila, y se va caminando mientras cruza la Alameda tranquilamente, sin temor a morir atropellada por algún camión gigante que la lleve a papelucho.

Uno de los hombres se paró frente a mi. Y yo cerré los ojos para no enamorarme. Para no obsesionarme con sus hombros que mordería ni con su olor a ser humano. La muy puta se enamoró de 17 hombres con los que sudaría hasta morir deshidratada. Y los hombres se creyeron únicos y le rozaban los muslos cuando se le sentaban cerca, y me tomaban la mano por detrás de las sillas. Y los 17 hombres hermosos con espaldas triangulares y zapatillas de colores le cerraron el ojo mientras la miraban directo a sus pupilas hasta que ella de hundía tierna y femenina en un mar de testosterona que la estaba volviendo loca. Tan loca e infantil que a cada uno de ellos les sirvió una lata de coca cola que bebieron guapos y estilosos con una sed veraniega, sin saber que una gota de su roja menstruación bajaba por sus masculinas gargantas.

Oh I'm sorry but didn't you say that things go better with a little bit of razzamatazz?
Y así, me miré al espejo y no me reconocí. El pelo negro y liso me tapaba los hombros y un sutil maquillaje me escondía el nombre. Fue 27 de abril cuando el día del carabinero tocó viernes y yo no llamé a nadie por teléfono. Él, el amor de mi vida de los ojos casi verdes y su madre muerta y enterrada. No lo llamé en su cumpleaños número 29 ni tampoco lo busqué por las antiguas calles de bellavista. Pensé que abril no era tan fatídico porque había nacido él. Y de pronto, sin que yo me diera cuenta nos dimos un beso. Y de pronto, sin que yo me diera cuenta nos dimos un beso. Y de pronto sin que yo me diera cuenta, nos dimos un beso. Y de pronto sin que yo me diera cuenta, nos dimos un beso. Y de pronto sin que yo me diera cuenta nos dimos un beso. Un beso del cual no hablamos a la mañana siguiente. Un beso incestuoso y correcto que ahora me da risa. Y me sentí una niña que rodaba por su cama de una plaza que pertenecía a una niña. Y todo pareció un sueño bajo la neblina espesa que tapaba a Santiago, un sueño en la altura infantil de nuestro amor que se besaba con risa como en una película de Lynch que nadie iría a ver al cine. Y así, un frío día de abril, nos rescatamos improvisadamente de los cancerosos tumores de la traición. Y con un abrazo más bizarro que la situación misma, cerramos este extrañísimo pacto frente al parque Bustamante.
Te quiero porquería.

27 de abril.

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La Carla es una maraca culiá.. pero la perra es la mina que más espacio ocupa en mi corazón
es una weona media esquizofrénica que me hace recordarla siempre y que me impide separarme de ella
sigue escribiendo
es una mina que le gustan todos los niños guapos y que le gusta hacer pichi en la calle
sigue escribiendo
es una mina que le tiene miedo a las avispas
sigue escribiendo
y que le gustan los músculos
sigue escribiendo
tiene una amiga
sigue escribiendo
la carla está raya!, pero es un ser humano que se necesita
a veces le compra a sus amigas alimento
sigue escribiendo...
la carla sufrió mucho, pero ya no... ahora está bien y estudios, antes y así es linda
sigue escribiendo
pero el sufrir le sirvió y eso me hace admirarla, la Carla es una buena chica, una particular chica
sigue escribiendo
Una particular chica, que tiene a su amiga escribiendo estas palabras , a las 12:56 am


Vincent Gallo - Yes, I'm Lonely

Llámate. Dijo la Claudinga.

Saturday, April 21, 2007

No Dejes Tu Cerebro En La Puerta

Ficción?

Otro día le dije que no lo quería y lo empujé lejos. Él me siguió hasta el metro como un maldito psicópata. Poco antes de llegar me abrazó en la esquina. Me tomó de los brazos y me besó a la fuerza al lado del semáforo. Abrí los ojos. Me miró con odio y se fue. Si se hubiera quedado un rato más le habría dicho que no lo entendía. Si se hubiera quedado un rato más yo le habría dicho cosas lindas.

Escuchamos esa música que escuchan las madres, bebimos jugo con un mal sabor y comimos callados con la puerta entreabierta. Él me rozó la mano 14 veces en 83 minutos. Yo comí sin hambre sentada en el suelo. Siempre callada. Él siempre callado. Mirándome. Me paré en el pasillo al lado de la ventana, en esa parte donde corre el viento y me siento en la playa. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Me sentí estúpida y nunca le dije nada de lo que tenía que decirle. Él tampoco dijo nada. Me habría parado con una gran canción de fondo y le habría mordido el hombro por todas las veces en que no le mordí el hombro. Me habría parado y lo habría besado como tantas otras veces en que no le conté a nadie. Me senté entonces frente a él, me senté a esperar que se volviera loco de verdad y me volara la cabeza con alguna metralleta. En vez de eso, se sentó a mi lado, me respiró suavemente en el cuello y de un escalofrío me paré y salí a la calle. Caminé por inercia a cualquier estación de metro cercana. Y lloré como estúpida. Y sonreí como imbécil mientras lloraba como estúpida porque por fin era capaz de llorar por otra persona. Y entonces, me puse feliz, me bajé del metro y me comí uno de esos helados que le gustaban a él.

.................................................................................................................................

Todos se van últimamente. No sé qué les pasa con Chile. No sé qué les pasa con Santiago. Yo me quedo aquí, esperando que él vuelva un día cualquiera. Dicen que la gente mala siempre vuelve y él es malo como la conjuntivitis.

Mi hermano siempre se va.

Michael se devuelve a Antofagasta a su casa normal, con su familia normal, con su hermana normal, con su playa normal, sus increíbles extrañezas en verso y su violencia que últimamente le rompe los vidrios.

Mi hermano no es el mismo. Está más guapo y huele distinto. Yo creo que mi hermano ya no es mi hermano. Es un extraño que se pone su ropa y me dice Carlita. Yo lo miro a escondidas y lo encuentro muy guapo. Apenas le hablo y me pone nerviosa. Yo no quiero que se vaya otra vez. Yo quiero que vuelva y no sea un extraño que me dice Carlita. Yo creo que un día de estos me enamoraré de él. Me enamoraré de mi hermano y en la calle me dirán que soy extraña.

Quiero volver a ir al colegio.
Puro Chile, es tu cielo azulado
Comer en la cancha y robarle el almuerzo a la Naty Olivares. Almorzar al lado de la sala
puras brisas te cruzan también
de profesores, arrancarme de la Seño Julieta, estar con la Clau, odiar educación física,
y tu campo de flores bordado
tener orientación, hablar de la inteligencia emocional, hacer la cimarra con la Cata,
es la copia feliz del Edén
reírme de la Mafe, reírme con la Monse, tener teatro los viernes, no haber pololeado
Majestuosa es la blanca montaña
nunca, cantar a Paolo Meneguzzi con la Mary, hacer huelgas absurdas afuera del
que te dio por baluarte el Señor
colegio, entregar las pruebas de química en blanco, tener artes plásticas, opinar en los
y ese mar que tranquilo te baña
foros de curso, volver loca a la psicóloga que se parecía a Felipe Bianchi, buscar a la
te promete futuro esplendor
Carlita, cantar con el mister, agarrarme con la vieja de religión, dormir en clases,
Dulce Patria, recibe los votos
escribir, escribir, escribir. Querer estar en la
con que Chile en tus aras juró.
universidad y que la Naty Rubilar me aceptara en su casa para que me diera papas con
Que o la tumba serás de los libres,
queso.

o el asilo contra la opresión.
Soy tan estúpida.

Vincent Gallo - Sweetness
Sonic Youth – Superstar

Don’t you remember you told me you loved me baby?...

Antes del fucking love, antes de Claudio Marín y su espalda perfecta, antes de las acciones internas, antes de lo kitsh, antes de kathrina, antes de los trípodes e incluso de la posición invertida, antes de Ramón, antes de Vincent Gallo, antes del Eders, antes de ese pasillo cerdo, antes de bajar 11 kilos, antes de Buffalito que camina con jeans apretados y chaqueta de cuero, antes del Pablo Rojas, antes de the real freaky staff, antes de los primeros pitos y de que la Karla se aburriera de que le dijeran Betún.

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Yo no soy ni nunca he sido una chica popular.


















Thursday, April 19, 2007

Fucking Freaky

Día de mierda.
Día de la puta.
Día de la reconchetumare.
Lloré toda la tarde, lloré en el baño.
Quería congelar, comí tallarines, descubrí algo tenebroso que no le contaré a nadie, volví a llorar en el baño, Michael culiao (mil veces culiao), lloré en clases de danza y después me puse feliz mientras seguía llorando y la Carla Lobos me abrazaba.
Día de mierda.
Escribiría mucho más si es que no me sintiera tan culiada por este día tan culiado.

..........................................

No!
Es!
Por!
Allá!
Es!
Por!
A!
Quí!

Tuesday, April 17, 2007

Una Ruptura Por La Mamá.

Una ruptura por la cresta.

10/10/2001
En lo más profundo de un estacionamiento de supermercado se acercó a mi un día 10 de octubre. Con mi consentimiento, me tomó la mano derecha y me dio lentamente el peor beso que me han dado en la vida. Yo lo tomé de su cuello sudado y en la mitad del beso abrí los ojos y miré para al lado. Un taxi lleno de bolsas de supermercado iba partiendo. Lo separé de mi, le miré las pulseras de las manos, su cara que me gustaba tanto. Le dije que no lo podía ver más. Me dijo que todas volvían. Yo, camino a mi casa me compré un chicle para sacarme el mal sabor a niño que tenía en la boca. Cuando llegué, me encerré en mi pieza y me puse a llorar. Me sentía culpable. Mi primer beso había sido una lástima.

01/12/2004
Con una pésima canción de fondo me besó un día miércoles sobre mi cama que tenía un cubrecama verde limón. Me tomó las manos, corrió el cojín que tenía entre mis brazos y antes de que yo reaccionara se tiró perfectamente encima mío. En la mitad del beso me preguntó si estaba bien. Había un agradable olor a vainilla en mi casa y el olor más indescriptible en su ropa. Mientras me besaba abrí los ojos y miré por mi ventana, vi un avión que iba pasando por el cielo. Ella se fue, como se fue tantas veces de mi casa de ladrillos. Luego yo me puse a llorar y llamé a la Cata para que me trajera un chicle. Cuando ella llegó escuchamos bosanova, me pasó el chicle y yo no me lo comí.

13/06/2006
Apagó la luz antes de que alcanzara a salir de su pieza. Se paró frente a mi y me preguntó si le quería decir algo. No lo veía, tuve que imaginarme su polerón del ratón Mickey y sus adorables ojos verdes. Estuvo siete minutos quieto. Su respiración me entibiaba la boca y me hacía pensar que nunca había besado a alguien tan lindo como él. Me dijo al oído que tenía un hijo. Le pregunté que donde estaba. Me respondió que en un marco azul. Me dijo al oído que no lo usara para olvidar a alguien más. Le dije al oído que nunca había besado a alguien tan lindo como él. Me besó lentamente durante 29 minutos. Luego me hizo un pan con mermelada y jamón. Salí de su casa y corrí alegremente por las calles mojadas de junio.

13/04/2007
Después de un plato de sopa vino el dolor. Me paré tiritona frente a todos, intenté hablar y la voz salió como odio. Recogí mi corazón que putrefacto cobraba vida propia y se me iba escapando a la esquina para prostituirse. Me desesperé. Dicen que cuando uno besa a alguien la saliva de esa persona te queda durante tres meses en la boca. Y yo no he besado a nadie desde que terminé contigo. Él recogió el último coágulo rojo de mi corazón reventado y se lo metió al bolsillo izquierdo. Se paró frente a mi bajo el foco más lindo que el escenario tenía. Con el rimel corrido por el amor mal parido le dije algo al oído. Él me miró, me corrió el pelo y me besó como la gente se besa en las películas. Yo me puse en punta de pies como las niñas lloronas. Lo tomé de su cintura, de su camisa a cuadros que lo hacía ver tan guapo. Me dio el mejor beso que me habían dado en la vida, y sin romper la ficción me hizo sentir que lo amaba. Pensé entonces que los escorpiones sabían besar, y que este escorpión me había salvado a la vida.

Tú sabes a que me refiero.











































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¿Y si hacemos "Lo Intenso y lo Triste"?

Monday, April 09, 2007

Rancagua Fucking City

Isn't It Enough To Prove Today's The Day?



Cada vez que tengo fiebre, desde que tengo uso de razón, lloro. Pensé que hoy había sido la excepción, pero no. Mi mamá me pregunta que por qué estoy llorando, yo le respondo que porque te quiero.

Las weas pasan, la vida apesta a veces y se porta como una prostituta sifilosa que se ríe de nosotros con las piernas bien abiertas mientras de fondo suena una canción bien culia, bien culia como tú. Si hubiera estado sana habría corrido a Rancagua para entregarte la granada, un pisco sour y tu polerón azul, te habría abrazado toda la tarde y te habría cantado canciones rockeras hasta que te quedaras dormida. Te habría cantado caleta, como me cantaba mi mamá cuando era chica y lloraba porque tenía fiebre. Sé que sobreviviremos, yo de mi fiebre y tú de tus atropellos varios y de tu desnutrición que empieza con M. Prométeme que te vas a quedar conmigo para que vayamos a ver Chañarcillo, para que saquemos fotos en Bellavista, para que veamos la nueva película de Lynch y te pueda presentar a la Vale. Vámonos a Japón, vomita todo lo que tengas que vomitar y hagamos una fiesta de disfraces para que seas una pirata, la pirata más pollo de una isla cualquiera. Alguien me habla por msn y me dice: "estúpida!", sonrío, me acuerdo de ti porque somos patéticas, tan patéticas que lloramos con canciones que suenan cebolleras en una verdulería. Pero me gusta ser patética si tú lo eres también, hoy comencé mi dieta y pensé todo el día en ti, en Chamito, en tu aro en la ceja, en tus arroces que vienen listos, en tu mechón verde, en tu mechón rojo, en Carla Lobos, en Claudio y su polera del disco, en el Hyatt, en el 14 de mayo, en nuestras energías fallidas que le mostramos a Lagreze, en ti diciendo: “Por algún extraño motivo, no puedo dejarlo. Creo que...”, en tu tomate, en ti durmiendo mientras yo salgo feliz a comprarte un pan con palta para que despiertes contenta.

Quería contarte que te quería, que ayer domingo casi me meten presa en el forestal, que andaba sola y que tuve miedo, que te había comprado algo en la feria y que me gusta mucho la foto de tu chuleta. Quería que supieras que si fuera hombre estaría perdidamente enamorado de ti, sería patético y me vendría a estudiar teatro sólo para estar contigo y que tú me dijeras en el patio que era un weón patético e imbécil.

No te dejes atropellar Kathrina Q, a menos que sea por la camioneta amarilla de Little Miss Sunshine, y después que te atropelle, yo correré detrás de ella con el Eder, Buda y Emily para matar a cualquier adolescente estudioso que la vaya conduciendo.
Hoy entré a comprar al supermercado y toda la basura que compré la compré en tu nombre. Y así, mientras lloraba como yegua mientras leía y veía tus fotos de cuando eras (más) feliz, una inmensa botella de salsa de soya me miraba desafiante desde el mueble de mi living, yo me serví un vaso, le eché un hielo, le eché a Chiquitinga en su mamadera y las dos pequeñas brindamos por ti.



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Thursday, April 05, 2007

"Real Bad News"

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Y así, violentamente como de un piedrazo en el ojo, me volví a enamorar como el horóscopo lo dijo.

Quiero que sepas que contigo pasé las peores navidades y los peores cumpleaños, las peores fiestas patrias y los peores años nuevos.

Quiero que sepas que ya nadie puede llenar esa fatiga asquerosa que me dejaste en el estómago un día cualquiera, ni siquiera tú. Y así pasó la vida. Me quedé sentada afuera del McDonald de providencia, comiéndome un completo y llorando al lado de un viejo que cantaba Rock and Roll. Mis inimaginables ganas de raptarte y dejarte para mi me quemaban el estómago y se mezclaban gástricamente con el completo deshecho. No pude evitar vomitar al viejo del Rock and Roll. Él me miró enojado, mientras se secaba el completo y mi pena de su pelo canoso. Se me sentó al lado y mientras me apretaba el muslo izquierdo me dijo: Carla por la cresta. Y me quedé sentada 149 horas. Y no hice nada, no llamé, no corrí, no dije, no conté, no canté, no lloré, no me acordé de sus ojos cambiantes, ni de su mohicano mal hecho, ni de su dentadura perfecta ni de su 6 de septiembre. Me paré, caminé hacia el lado contrario y tomé el sudoroso metro de Santiago de Chile. Comí chicle, cerré los ojos, quise enormemente que estuvieras en Santiago tomándome la mano tímidamente mientras comemos jalea en alguna plaza cualquiera. Olvidar después de todo no es tan malo, lo más malo de todo es encontrar entre medio de tanta mierda a alguien que sea suficiente, alguien que sea más que suficiente. Después de encontrarlo esa persona te olvida, te abandona por las matemáticas, por la biología o por alguna chica perfecta que es más que suficiente, alguien que no llora tanto como tú, que es más feliz, que no pelea en las fiestas. Te lo dicen por mail, o por un teléfono público que malditamente no está en esta ciudad. Mejor te vienes conmigo, olvidémonos de los que no se bañaron con nosotras, de las espaldas perfectas y de su cara de hombre en año nuevo, puede que yo no tenga una estilosa banda de música pero te quiero y tú me quieres. Te invito a comer sushi el día en que todo se fue a la mierda, te tomo de la muñeca para cruzar la calle y te muestro lo nostálgico que luce Santiago cuando Rancagua está tan lejos. Hombres, hombres, hombres. Hombres guapos con tatuajes, sin tatuajes, con pelo largo, con convers, con mohicanos, con polerones huecos, con zapatillas de colores, hombres que se llamen Mario y que nos hacen sentir pollos sin cadenas con sus puntajes nacionales. Hombres que no queremos ver más, o que queremos ver día por medio con caras lindas y sin anestecia.

Salud, que el detergente, la rabia y la mentira se lleven todo tu olor.






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Hay gente que se me repite como una empanada de pino y no hay sal de fruta alguna que la detenga.
No hay nada peor que eso. Quedarme así. Con las manos cruzadas, con las piernas juntas, los labios juntos y mis botas rojas. Atascada, pegada al asfalto mientras siento que las odiosas ganas de correr detrás de ti me violan dolorosa y secamente hasta romperme el útero. Correría, te tiraría una piedra que te rompería el vidrio del auto y te diría: maldito el día miércoles en que te dejé besarme en el rincón de mi pieza. Ándate con los perros, porque eso es lo que eres, no eres más que un perro. Y luego nos besaríamos como en las películas porno que dan en los cines del centro, si quieres podría sonar George de fondo y yo me separaría de ti con un inmenso pedazo de feilloa en la boca, y te diría:...


Falso. No vale. Todo es parte de una maldita ficción. No corrí, no llegaste, sólo te fuiste. Te ignoro. Me ignoras. Te besa otra. Me besa otro. Sufrir apesta y Papi Ricky anda en moto. No sé como decírtelo. Te quiero. Eres la persona más inteligente, con más gracias, con más estilo, que mejor maneja, que peor come, la persona que no quiero, que odio, que detesto, que me carga. La persona que no recuerdo mientras me como un completo afuera del McDonald de proviencia mientras un viejo imbécil baila Rock and Roll al lado mío.


The Forgotten Arm.



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