Tuesday, February 20, 2007

Diego No Se Sienta En Las Micros

Panico - Transpíralo (featuring Crazy Girl)

Arrodillada a la salida de la catedral de la plaza de armas de La Serena agradecí a Dios (que me tiene buena y cree que tengo una buena comprensión de texto) por no haber dejado que el avión que me había llevado hasta allá hubiera caído trágicamente sobre la casa de alguien pobre. Es la Cony la que me grita desde lo alto del barco pirata, yo sonrío y le grito de vuelta mientras pienso que la quiero. La espalda se me rompe arriba de un Tagadá que está a punto de salirse, de fondo suena un reggetón barato y de reojo veo al Diego que se para bien afirmado sin salir volando, la Javi grita, la Pancha grita desesperada que se va a soltar en cualquier momento, yo la afirmaría pero no siento los brazos, creo que yo tampoco saldré viva de este juego terrorífico. Más terrorífica era la casa de la Javi, donde penaban y los fantasmas tocaban las ventanas mientras uno dormía, el humo del incienso salía negro y la Sole veía al diablo arriba de ella cuando estaba acostada en la cama del rincón, esa en la que yo dormí con el Tomás. Perdí el control de la situación a la cuarta piscola, cuando la Pancha sacó su carnet y todas desaparecieron de la mesa, la Javi botó el copete porque dijo que ya estábamos muy paupérrimas, la Pancha se enojó y todos empezaron a pelear mientras yo le regalaba al Diego corazones hechos de pan. No quiero que él piense que soy tonta o que soy una borracha. Yo quiero que él vaya a mi cumpleaños y saludarlo para el suyo cuando sea 23 de noviembre. Yo quiero que el Diego no tenga 13 años para que podamos entrar al casino sin que nos metan presos. Él me cierra el ojo muchas veces antes de dormirnos y yo me río mientras me pongo colorada, miro para abajo mientras pienso que él parece un super héroe, mientras pienso que lo llevaría a la enfermería para que le pusieran un parche curita en el pecho. Pienso que en su pecho sólo deben haber palomas muertas. Pienso que las palomas mueren porque algún niño las mató con su honda. El domingo pasado, a las 7:35 de la mañana pienso acostada en la cama endemoniada que estaba en el rincón, que ya no quiero tomar más, que fue un mal legado que me dejó un amor muy viejo que me pincha el celular. Le doy la mano a la Sole y así cierro mi trato con mi hígado en la boca. Si alguien te molestó por teléfono esa noche, te aseguro que fuimos nosotras, borrachas y risueñas con un celular con plata. Mi papá me pasa la plata a escondidas porque María Teresa pone mala cara, ella no me presta bloqueador ni comparte conmigo su perfecto quitasol. Yo opino que ella es como las madrastras de las películas. Yo opino que ella sería mucho más bruja si yo fuera más princesa. Mi papá es demasiado fleto para ser rey. Díganle al Diego que yo tengo su libro. Mucha gente me tiene muchos libros que no me han devuelto. Yo le digo a la Clau que tenemos una amiga que está embarazada, ella se pone contenta y pone mucha voz de sorpresa. Mi hermano al teléfono pone voz de ogro rancio porque no le gusta el niño de ojos verdes. A mi me gusta el niño de ojos verdes mientras me asusta mucho mi hermano. Que bonito te ves con ese chaleco azul y con los ojos rojos y achicados por el dulce efecto de la droga. Estoy feliz, recibo tus mensajes con una imbécil emoción, estoy atontada y sumergida en el verano que poco a poco deja de brillar, para dar paso al año en que me cambiaré de casa y no me alcanzará el tiempo para extrañar a la mamá.



Clau, vamos el domingo a vender al forestal para que ni tú ni yo vayamos presas.
Carlita ven el jueves porque eres mejor que tener cable.
Y yo quiero el vestido de Julieta en su último video con Anita Tijoux. ("Eres Para Mi")

Monday, February 12, 2007

Jesús No Para De Nombrarte

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Corrí rápido por las escaleras del metro. La gente gritaba y se amontonaba grotesca al lado del cadáver. Yo miré desde el andén del frente solo una vez y así pude ver por un segundo el cuerpo sin vida de un payaso que se había caído borracho en la línea 5 del metro. La música de circo sonaba en toda la estación. 88 personas lloraban a su lado mientras miraban atónitas el chorro de sangre que se deslizaba lento por el cemento sucio. No lo conocían realmente. Ninguno de ellos sabía como el payaso se quedaba fácilmente dormido ni recordaban su historia del mago que no alcanzó a ver. Yo si lo sabía, y al ver mi nombre escrito en un sobre rosado que llevaba en el bolsillo corrí rápido por las escaleras del metro. Corrí histérica, porque ya ni siquiera podría llamarlo para que me hiciera reír una noche de tormenta. El payasito se murió y a mi siempre me han aterrorizado los payasos. Éste en especial, que ya era incapaz de hacerme reír. Mientras corría por las escaleras de metro que nunca terminaban me di cuenta que en realidad estaba sentada en mi casa a las 4 de la mañana con un cigarro en la mano. Yo no fumo. Lo apago cruelmente y me encierro en la pieza a ver Fama y a celebrar que Alison se fue. Miro mi pieza, tan rosada, tan inmadura. Mis uñas largas, mis no-caderas, mi lunar sobra la boca que tiene forma de corazón, mi dedo deforme, mis costillas salidas. Una canción suena en la radio desenchufada.

Si hice mas liviano el peso de tu cruz.
Nadie tiene a nadie y yo te tengo aún dentro de mi alma,
siento que me amas.
Chau, hasta mañana.

Suena el timbre y ya sé quien es. La nueva intimidad que me amenaza con una metralleta. Salgo temblorosa y la tomo de la mano. De pronto estamos en una pieza que huele a alcohol. Los Simpsons en la tele y él que me mira con una cara de niñito que me hace sentir pedófila. Me mira seguro con sus grandes ojos verdes. Siempre pensé que la suerte tendría los ojos claros y se lo digo. Le digo también que me gusta que use un anillo en su mano derecha y sus tres pecas en su espalda. Me dice que me vista, que vayamos a la playa. Me miro pero no estoy desnuda. Le digo que es muy tarde y que en mi casa me espera mi hermano que es grande, que se llama Rodrigo y que hoy lunes no me quiere. Me intenta dar un beso, pero una harcada mía lo interrumpe. Vomito asquerosamente al lado de su cama de dos plazas. En medio de una poza de jugos gástricos, me sonríe reluciente una nariz de payaso. Nos miramos. Él trae un paño y limpia el piso. Toma la nariz de payaso y se la come. Se ríe, se ríe a carcajadas mientras me pasa una piscola. Tomo. Tiro el vaso contra la pared y lo beso mientras me cuelgo de su cuello que es perfecto. Abro los ojos mientras lo beso y él los abre también. Yo creo que la suerte esta vez puede tener los ojos verdes, sus ojos verdes. Me quiere extrañamente, me quiere normalmente en su casa normal con su ropa normal y su vida normal. Nos despedimos en su puerta y nos miramos callados por 31 largos minutos. Llego a mi casa y me acuesto a dormir. Debajo de mi almohada encuentro una bolsa con challa que haría reír a carcajadas a Kenita Larraín. Cierro los ojos, creo que todo esto es una maldita maldición que huele bien. El Dragón y El Gallo de Lucybell me lo mandó la Clau y suena fuerte en mi living cuando tengo insomnio. En mi cartera de corazón encuntro dos entradas al cine y un control de televisión con cable. Me seco las lágrimas y boto la challa a la basura. Yo creo que esta vez la suerte puede tener los ojos verdes. En medio de mi sueño aparece Elvis que canta “Love Me Tender”, me invita a su casa, pero antes de entrar a Graceland me sorprendo con sus inmensos y coloridos zapatos de payaso. Intento correr pero me detiene, me mira guapo con sus ojos azules, que por ser un sueño, esta vez son verdes.


Su Vivo Retrato:

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CUANDO NI SIQUIERA GARRICK ES TAN TRISTE COMO TÚ








Si
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pudiera
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me
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iría
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a
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borrar
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la
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memoria a una tienda cualquiera.
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Porque cumpliste 20 y te quiero hace miles de años. Porque eres bonita y no te crees la muerte ni apestas, porque tocas guitarra y me regalas poleras amarillas cuando te vas a comprar ropa, porque tenías miedo del mechoneo, porque tienes y mereces a alguien que te diga que te ama, porque cuando chicas me hacías que te cantara a la Nicole en el gimnasio del colegio, porque llevabas jugo cuando íbamos al Santuario, porque lo pasé bien contigo en Fantasilandia, porque te ves bella con chasquilla, porque eres inteligente y me acompañas cuando nadie más me acompaña a las ferias navideñas. Porque me mandas tus fotos de niña que me emocionan y me dan ganas de golpearte. Te quiero.

Para ti por tu cumpleaños:

The Shins – Australia
The Shins – New Slang
The Shins – Caring Is Creepy
Lucybell – El Dragón y El Gallo
Cocteau Twins – Half-gifts
Blind Melon – Change
Todd Rundgren – Hello It’s Me

Sunday, February 04, 2007

Y se fue sin decir: "llámame un día"

Soy más yo cuando no contesto el celular, cuando me río a carcajadas antes de que me den un beso, cuando prefiero caminar antes que tomar un taxi y cuando creo que me voy a morir en el parto.

Yo no me quiero morir en el parto.

PARA QUE VEAS QUE SOY INFANTIL.

La niña chica corre mientras el chico la persigue para darle un beso en la mitad de la noche. La niña se lo da pero no puede evitar correr a llorar al baño. La música suena fuerte y la niña se pregunta como ha llegado a este punto mientras se mira en el espejo y se da cuenta de que es una niña muy niña. La niña sonríe, dice que nada le pasa. Le dan la mano como lo hacen los novios en todas las películas del mundo. La pobre niña toma cerveza, se marea y le gustan los ojos verdes del chico que la mira con cara de psicópata. Él le vuelve a dar un beso y ella se lo recibe con los ojos abiertos. Con los ojos bien abiertos. Nunca hay que confiar en alguien que bese con los ojos abiertos. Tal vez la niña tenga novio nuevo si alguien es capaz de remediar el gran cortocircuito que tiene en la cabeza.

Tal vez, si hoy no me suicido, yo sea la niña.
Tal vez, si hoy no me suicido, la niña sea yo.

Ya pues Carlita, no se caliente la cabeza pensando más de la cuenta. No abra las piernas muy fácilmente, no diga garabatos, báñese todos los días, use tampax, tome pastillas anticonceptivas, escuche buena música, piense, lea, escriba porque es una orden, llámame por teléfono todos los días, tápese cuando se quede dormida y mate a los gatos que le pegan las pulgas. Después de todo, lo peor y lo más fácil es enamorarse de nuevo.

Yo escucho los consejos. Me pinto la cara como si fuera una mujer grande. Me miro al espejo, pero no, sigo siendo una niña. Tal vez él también sea un niño. Salgo, lo tomo de la mano y nos vamos lejos a perdernos donde mueren los valientes. Nos fuimos y la vida siguió.




Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.




Gracias D.
Te quiero.


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Kathrina, te robé descaradamente.
También te quiero.


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Tienes tanta razón a las 3:19 de la mañana mientras veo asustada un capítulo de Lost.
Todo esto es triste, como el niño que está quedándose huérfano o como la muerte del perro de un ciego.
Salgamos a caminar por Santiago para que no sea tan triste.

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