Diego No Se Sienta En Las Micros
Panico - Transpíralo (featuring Crazy Girl)
Arrodillada a la salida de la catedral de la plaza de armas de La Serena agradecí a Dios (que me tiene buena y cree que tengo una buena comprensión de texto) por no haber dejado que el avión que me había llevado hasta allá hubiera caído trágicamente sobre la casa de alguien pobre. Es la Cony la que me grita desde lo alto del barco pirata, yo sonrío y le grito de vuelta mientras pienso que la quiero. La espalda se me rompe arriba de un Tagadá que está a punto de salirse, de fondo suena un reggetón barato y de reojo veo al Diego que se para bien afirmado sin salir volando, la Javi grita, la Pancha grita desesperada que se va a soltar en cualquier momento, yo la afirmaría pero no siento los brazos, creo que yo tampoco saldré viva de este juego terrorífico. Más terrorífica era la casa de la Javi, donde penaban y los fantasmas tocaban las ventanas mientras uno dormía, el humo del incienso salía negro y la Sole veía al diablo arriba de ella cuando estaba acostada en la cama del rincón, esa en la que yo dormí con el Tomás. Perdí el control de la situación a la cuarta piscola, cuando la Pancha sacó su carnet y todas desaparecieron de la mesa, la Javi botó el copete porque dijo que ya estábamos muy paupérrimas, la Pancha se enojó y todos empezaron a pelear mientras yo le regalaba al Diego corazones hechos de pan. No quiero que él piense que soy tonta o que soy una borracha. Yo quiero que él vaya a mi cumpleaños y saludarlo para el suyo cuando sea 23 de noviembre. Yo quiero que el Diego no tenga 13 años para que podamos entrar al casino sin que nos metan presos. Él me cierra el ojo muchas veces antes de dormirnos y yo me río mientras me pongo colorada, miro para abajo mientras pienso que él parece un super héroe, mientras pienso que lo llevaría a la enfermería para que le pusieran un parche curita en el pecho. Pienso que en su pecho sólo deben haber palomas muertas. Pienso que las palomas mueren porque algún niño las mató con su honda. El domingo pasado, a las 7:35 de la mañana pienso acostada en la cama endemoniada que estaba en el rincón, que ya no quiero tomar más, que fue un mal legado que me dejó un amor muy viejo que me pincha el celular. Le doy la mano a la Sole y así cierro mi trato con mi hígado en la boca. Si alguien te molestó por teléfono esa noche, te aseguro que fuimos nosotras, borrachas y risueñas con un celular con plata. Mi papá me pasa la plata a escondidas porque María Teresa pone mala cara, ella no me presta bloqueador ni comparte conmigo su perfecto quitasol. Yo opino que ella es como las madrastras de las películas. Yo opino que ella sería mucho más bruja si yo fuera más princesa. Mi papá es demasiado fleto para ser rey. Díganle al Diego que yo tengo su libro. Mucha gente me tiene muchos libros que no me han devuelto. Yo le digo a la Clau que tenemos una amiga que está embarazada, ella se pone contenta y pone mucha voz de sorpresa. Mi hermano al teléfono pone voz de ogro rancio porque no le gusta el niño de ojos verdes. A mi me gusta el niño de ojos verdes mientras me asusta mucho mi hermano. Que bonito te ves con ese chaleco azul y con los ojos rojos y achicados por el dulce efecto de la droga. Estoy feliz, recibo tus mensajes con una imbécil emoción, estoy atontada y sumergida en el verano que poco a poco deja de brillar, para dar paso al año en que me cambiaré de casa y no me alcanzará el tiempo para extrañar a la mamá.
Clau, vamos el domingo a vender al forestal para que ni tú ni yo vayamos presas.
Carlita ven el jueves porque eres mejor que tener cable.
Y yo quiero el vestido de Julieta en su último video con Anita Tijoux. ("Eres Para Mi")