12th Of June.
Ghost World - Aimee Mann
Ahora viene...
Me saqué un 6 en mi examen de movimiento. Los chorezos nos deberíamos haber acercado a la dulce Filomena y le deberíamos haber tirado un gargajo gigante. Un 6 en movimiento después de que nadie creyó en mi. Ja. Tomen los culiaos. Después de la piñuflería y de nunca haber subido la trepa.
Carlita Culiá.
Casi me disloqué el hombro izquierdo una mañana de junio.
Junio.
Junio era un mes en que llovía todo el tiempo, y el tiempo era en junio un vómito constante.
Yo, horrorizada y trágica sobre la reja con puntas de mi patio de adelante, incrustada y tiesa, intentando salir del ahogo en el pecho, con los pies colgando y las manos sangrando por las espinas de las plantas verdes, verdes, verdes que mi papá plantó antes de odiarla. Yo, a punto de caerme, de partirme la mandíbula al azotarme contra el suelo, de hacerme pedazos los dientes de adelante, con la punta de fierro helada e inerte clavándome como si yo, una imbécil cuyo nombre comienza con C, fuera un anticucho repugnante y desangrado de un septiembre detestable. Y habría gritado por horas así, sin que nadie pudiera ayudarme. Pero alguien apareció por afuera. Un él a quien yo nunca antes había visto, que me ayudó a saltar la reja sin morir en el intento. Después de mucho miedo a que en un descuido mis intestinos salieran volando, salté hacia el otro lado con las manos llenas de sangre. El él me abrazó y yo imbécil, lo abracé de vuelta. Le agradecí enormemente por haber pasado por ahí en ese momento. En ese preciso momento.
Una Maracosa.
En el estado etílico más paupérrimo de la historia me confundí. Y de tanto pensar en que no debía sentir nada me puse a sentir más. Y me volví una gran psicópata como me vuelvo solamente cuando los tiempos así lo requieren. Como cuando tenía 10 años y me enamoré de Leo, y le rezaba a la virgen para que él algún día fuera mi novio. Una pobre pendeja pobre que le gustaban sus ojos, sus brazos, su pelo, su cuello y su beso en la mañana. Una Naty cualquiera que se robaría sus colillas de cigarro y sus servilletas usadas porque siente que lo ama. Una pobre niña pobre que se queda callada mientras él, que la besa lentamente como se hace en invierno, abusa de ella mientras ella sonríe satisfecha. Y le diría que una niña como yo se enamoraría de un niño como él si en estos tiempos esas cosas sucedieran. Mejor me voy corriendo, como la Naty cuando no saludaba a Rodrigo, le robo sus colillas de cigarro y sus sábanas sucias, y me tomo un café para esperar que se me pase la borrachera y él. Para que se me pase él que me duele como una protección de reja de mi patio de adelante que se me acaba de incrustar al lado de la última costilla de mi lado izquierdo.
Now We're Getting Somewhere - Crowded House
Mi cumpleaños, mi cumpleaños, mi cumpleaños.
Feliz, feliz.
Puta que webeo.