Yo No Soy Una Bazofia

Ultimamente me emborracho y cargo mi celular. Para evitar estos episodios patéticos ya no salgo nunca con mi tarjeta de crédito a la cual casi no le queda cupo. Hoy me levanté nerviosa sin razón alguna, venía en el metro ansiosa y con un nudo enorme en la mitad del estómago. Después de largos minutos de movimiento, me hicieron pararme de cabeza y caí fuera de la colchoneta. Mi coxis hizo crack, todos me quedaron mirando y a Marín no le importó. Solamente cambiaron de ejercicio. Yo entre sudor y sudor deicidí que mi nerviosismo neurótico hipocondríaco nihilista me estaba llevando al suelo. Por el suelo. Hacia el suelo. Juan Pablo me preguntó si estaba bien, miré mis uñas cortas, mis pies llenos de tierra, mis hombros tensos, y a toda la cantidad de gente sudada que estaba a mi alrededor. Esataba bien, yo estaba bien, sudada, cansada y un poco rota, pero bien.

El Gato me dice que nadie lo quiere, que toda la gente acá es una mierda. Yo estoy quedándome horas extras para averiguar si esto es verdad. El Pablo ayer me dijo que le comprara un pito para que me lo fumara en mi casa con mi puta. Hijo de puta. Culiao, culiao, culiao. La Carito lo miró feo. Ella me entiende, aunque sea un poco neura, me entiende. Y ayer me fumé un pito en la tarde. Me fui volada en el metro hablando estupideces. Llegué a mi casa a invitar a Gigi al cine. Fuimos. Lo quiero. Extraño a la mamita. Extraño a tanta gente. Pero ya se acabará septiembre, ya vendrá el verano y todas las malditas estaciones del año, espero no quedarme acá llenándome de líuidos espesos. Sigo y sigo bajando de peso. Las cosas están cambiado, todo está cambiando. Yo me siento bien, a veces en el metro pienso cosas estúpidas pero pronto se me pasa. No tengo tiempo para ponerme triste, no tengo tiempo para pensar en todo lo que quiero hacer y no me resulta. La gente como que me quiere otra vez y me gusta este día a pesar de que amanecí deprimida y nerviosa. La Laura me dice por msn que soy una maraca. Yo me río, no estoy volada, es sólo que siento que estoy exactamente donde debería estar. Me duele mi espalda.

No quiero que me rapten como a la carita de gato.
No quiero que me violen como a la niñita de Mea Culpa.
No quiero que me destrocen como a Hans Pozo.
No quiero que me manden más a comprar el pan.

Tal vez vuelva a escribir, tal vez vuelva a ser del club de la leche, tal vez vuelva a la catarsis emocional, tal vez vuelva a enamorarme, tal vez vuelva a delinearme los ojos y a comer durazno.

Y quien sabe, tal vez mañana mi nick no estará en internet.