Viernes 3 Am
CINCO: EL VIAJE HACÍA LA MAR
B: (Viendo cómo le hace cariño a su mamá) Se ve tranquila
L: Le gusta que le hagan cariño
B: Tenemos que lavarle el pelo, está pegajoso.
L: El mío igual
B: Nunca te cortes el pelo
L: ¿Te gusta?
B: No me gustan las mujeres que parecen hombres
L: Si me dejas me voy a rapar
B: Cuando te deje, vas a escuchar lo que te diga otro.
Y así sucedió. Y escuché lo que me dijo otro. Y fue por eso que no me rapé. Para que otro me quisiera. Para que otro me besara y pensara mientras lo hacía, que yo sí que era mujer.
Últimamente los días están extraños, aunque a nadie le interese. Sólo basta que me toquen los hombros para ponerme a llorar a gritos y que pronuncien mal mi nombre para pensar que últimamente los días están extraños. Muy extraños. Y salimos del teatro y caminamos por el centro. Ella casi lloraba aferrada fuertemente a mi brazo derecho. Maldita la hora en que Moisés tuvo cara de Moisés tuvo cara de Moisés tuvo cara de Moisés. Pensé que esta vez si que nos asaltaban. El centro oscuro y tibio a las 11 de la noche. Frente a una iglesia cerca de la estación de metro Santa Ana ella para de hablar y se pone a llorar. Se pone nerviosa y me dice que me va a decir algo, pero no te asustes ni te vayas a poner nerviosa. Dime, dime, dime. Es que alguien iba caminando al lado tuyo y ya no está. Se me humedecen los ojos, sólo un poco, y le pregunto si era un hombre o una mujer. Ella responde. Yo miro hacia al lado. Paro de caminar. La miro, nos abrazamos, lloramos, pensamos, moretones, te quiero y menos mal que estás acá. Seguimos caminando. En la plaza Brasil con el Sole y la Coby entramos a un local sin nombre a comprar dos hamburguesas italianas y una lata de bebida. Un perro nos cuida, le ladra a los malos, a los esquizofrénicos que nos maldicen y nos piden mensajes de texto. El cielo está nublado, tanto que parece pavimento sobre nuestras cabezas. Salimos corriendo, nos da miedo el perro, no nos despedimos y tomamos un taxi. Nos reímos. Comentamos que últimamente los días están tan extraños. Llegamos al departamento. Me cambio de ropa. Me sienta al medio de su living. Pone un cd de Charly para inspirarse. Viernes 3 Am. Abre las ventanas y me congelo con el viento que entra por su quinto piso y yo sin chaleco y el pelo amarrado. Me veo en el reflejo de la ventana abierta. De fondo Santiago durmiente. Saca las tijeras y me corta el pelo negro que va botando en una bolsa de basura. Pelo añejo de tragedia. Esa canción. Ella termina, me dice que todo está bien. Me miro. Creo que ella ha hecho un buen trabajo. Nos abrazamos imbéciles y mentirosas. Mentirosas. Cómo iba a quedar mal si estamos en sus ricos palacios. Me baño con agua caliente y el sueño me deja aturdida e ineficiente. Me acuesto. Conversamos un rato. No queremos que Moisés tenga ya cara de Moisés, tenga ya cara de Moisés, tenga ya ara de Moisés... Mejor nos dormimos, y apagamos a Charly que ya se rayó.
Todo esto y que me den la inyección a tiempo, antes de que se nos pudra el corazón. Y caliente estos huesos fríos, nena.
Esa es la hora. Un viernes 3 Am.
La fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas.
Tan mentirosa tú.
Tan mentirosa yo.
Me enamoraré de un hombre que diga “chicas” y use sólo zapatillas. Que tenga buena letra y los pantalones un poco rotos. Que escuche a Muse y se parezca a algún actor de teatro o a algún rockero macho. Amaré prontamente a alguien que parezca gay pero que no lo sea. Que sepa mucho de todo y me enamore con sus calcetines que combinan con su camisa (todos los días). Querré como gata fiera a un chico muy inteligente que sea un poco rancio y no tenga el pelo tan corto. Que estudie en el Arcis, haya estado preso, fume la weed, se bañe aunque no lo parezca, se lave los dientes y frecuente las salidas rancias en casas rancias a las peores horas, que cante conmigo y sea un vándalo- psicópata – a little bit turri – artista no súper loco. Amor. Que bonitos los niños que caminan por ahí.
RECHAZADOS.
Tú & Yo.



ESTA VEZ TE OLVIDARÉ, PERO MÁS O MENOS NO MÁS.