Tropecé

Ya dejó de ser invierno hace mucho, pero el cielo parece una pared ploma que se va a caer sobre mi cabeza en cualquier momento. Estoy sola en mi casa que para variar es un desastre. Una luz blanca que parece luz de posta ilumina mi living y me hace sentir como si estuviera en una película de terror. Mi amiga debió haber llegado hace una hora y no sé nada de ella. A lo mejor se murió. Corre mucho viento y tengo frío. Tengo puesto dos chalecos. Son las 9:09 de la noche y estoy sola escuchando la misma canción que escucho siempre. Estoy comiendo tallarines y pensando. No soy virgen ni suicida. Se nota doctor que usted nunca ha sido una niña de trece años. Pienso en el Eder que está de cumpleaños, pienso en que me estoy hundiendo en mierda con la Iracema, pienso en que saldré y hoy no dormiré en mi casa, pienso en como se da cuenta uno si una le gusta a un chico. Pienso. Me gustaría por momentos que me reventaras la cabeza con el martillo que cuelga de tu mano derecha. Me gustaría sacarme un ovario y envolverlo en la página del horóscopo, mandártelo a tu casa que queda al otro extremo de la ciudad para que lo guardes debajo de tu almohada. Me gustaría por momentos que me reventaras la cabeza con el martillo que cuelga de tu mano derecha. Pienso. Esto parece una película de terror. Tocan el timbre y pienso que es el viejo del video “Black Hole Sun” de Soundgarden. Abro la puerta y no hay nadie. Peor aún. Pienso que enamorarse es perramente imbécil. Obsesionarse, enamorarse, no sé. Pienso en la Clau que no me llama nunca. Pienso que si tal vez no la llamo más ella tampoco me llame a mi. Pienso en un mosco gigante y mórbido que vuela sobre mi cabeza y mete ese ruido que odio. Siento que me está mirando y miro para otro lado. Pienso en que me duele un poco la cabeza y en que hoy lloré toda la mañana. Pienso en que odié a la Iracema todo el día. Pienso en la Luz que lloró, en mi profe de actuación que es un amor, en el Pablo. En el Pablo que tiene un hijo, en el Pablo que quería un masticable, en el Pablo que mira al público, en el Pablo que es rubio y merece que yo le escriba algo porque está loco. En el Pablo que piensa que estoy enamorada de él. Estoy sola en mi casa que sólo por hoy parece embrujada. Ya no pienso en nadie. Son las 9:39. Son las 9:39 y sin pensar en ti salgo de mi casa en una noche demoníaca con un solo ovario palpitando en mi vientre.