El Deseo

Como bien les habré contado, estas últimas semanas he tenido episodios bastantes... mmm, kafkianos, por decirlo de algún modo. Luego de mi incidente con el Mapuche de 50 años que estaba besando apasionada y húmedamente a una gringa como de mi edad y luego le decía "I love you, i love you" en pleno centro cultural La Moneda, lo que me pasó ayer no deja de sorprenderme.

Ayer como a las 6 de la tarde estaba yo tranquila en mi habitación viendo un capítulo de Lost cuando de repente me empieza a picar horriblemente el oído izquierdo, motivo por el cual procedo a tomar un cotonito e introducirlo donde me picaba, cuando de repente... ¡ME DOY CUENTA DE QUE EL ALGODÓN SE HA QUEDADO ATRAPADO EN LO PROFUNDO Y DEL COTONITO SÓLO QUEDABA EL PALO! Me dio un ataque de risa porque estas cosas más bien son accidentes infantiles o mitos urbanos, pero luego de la risa vino la desesperación, mi oído comenzó a dolerme más y más hasta que el dolor me tomó la mitad de la cara. No le pedí ayuda a mi mamá porque estabamos peleadas, sin embargo cuando ya fueron las 11 de la noche no pude más con el dolor que iba en aumento y le pedí que me ayudara. Mi fácil madre me dijo que si, pero por más que lo intentó fue inutil, el algodón estaba sumergido en lo más profundo de mi orificio auditivo. Mi mamá me dio un sermón de que era un imbécil y una vergüenza de hija, hasta que finalmente me agarró y me llevó a una posta que es nueva y que está cerca de mi casa. Nos tuvieron esperando dos horas entre medio de señoras vomitando, niños corriendo y gente retorciéndose de dolor. A las 1:30 de la mañana me atendieron y un doctor cubano me sacó el algodón con una pinza gigante que me hizo exclamar el más efusivo garabato, no sin antes haber llamado a todas las enfermeras y enfermeros para mostrarles mi torpe accidente, al más puro estilo de Ben Stiller en Loco Por Mary. Finalmente me vine a mi casa y el dolor eventualmente se me pasó. Al llegar a mi casa boté todos los cotonitos que pude encontrar. Sabia desición.

Eso.

El sábado pasado fui a ver la obra infantil de Pancho Krebs, "El Amor Por Tres Naranjas",y logré convercerme de algo que de todas formas ya sabía y que ya habrá tiempo para escribir. Luego vi la obra de Iracema donde ella era la mamá de Simba del Rey León (...). No saciada mi sed de ver arte (ja), fui en la noche a ver "Volver", la última película de Almodovar. Me acordé de mi mamá, de la Antonella, de Las Cruces, de harta gente. Gran película.

Lo más importante en esta vida es la verdad. Lo que yo tengo que hacer ahora es eso, verdad, pero se me hace complicado y mentiroso. A veces siento que no logro atrapar la cotidianeidad de los momentos, la simpleza, la fluidez, y todo me queda plástico y lleno de taras.

Volver.
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2046
El Extranjero

Ya no me duelen los oídos, este alivio es de verdad.