Como ser una Loser sin morir en el intento.

Me siento loser cuando el chico al que yo le gustaba consigue novia nueva. Me siento loser cuando es 18 de septiembre y yo estoy sola en mi casa, cuando es sábado y yo estoy en mi cama acostada viendo Sábado Gigante. Me siento patética cuando me miro al espejo y estoy llena de espinillas, cuando me siento media peruana, cuando creo que me parezco a la Filomena. Me siento loser con L mayúscula cuando me acuerdo que no tengo mi celular lleno de mensajes de amor, cuando no tengo auto para atropellar a la Florencia ni para salir muy lejos de noche. Soy una perdedora cuando cuento que estoy haciendo mi examen de actuación con Iracema, cuando saludo a alguien que no me saluda de vuelta, cuando me pongo roja y nerviosa al contestar el teléfono. Soy una loser los días domingos, los días que llueve, todas las veces que me han mentido y yo he creído. Fui una loser porque me saqué un 4,3 en mi examen de actuación, por echarme Espacio Escénico, por no saber que una caja envuelta en papel de regalo era utilería. Soy una perdedora cuando me emborracho para olvidar que soy una loser, cuando me dicen que soy muy callada, cuando le caigo mal a la gente aunque les intente caer bien, cuando voy a algún lugar con mi hermano y nadie entiende como alguien tan sociable y simpático puede tener la misma sangre que yo. Me siento mal cada 14 de febrero, cuando se me rompen los calzones porque me los subo muy fuerte, cuando alguien me pide fuego y no tengo, cuando alguien no se acuerda de mi nombre, cuando alguien me da la espalda, cuando nadie se sienta al lado mío junto al teatro. Me siento loser algunos días cuando me devuelvo sola en metro de la universidad, cuando llego a mi casa y está la puerta de afuera cerrada con llave, cuando las únicas llamadas perdidas que tengo son de mi mamá. Me siento loser loser loser cuando no me levanto y me quedo en pijama, cuando me acuerdo que no tengo cable, cuando los jeans me quedan sueltos abajo, cuando tengo que ir a comprarme pantalones a la parte de niñas, cuando me beso con chicos que usen o mis pantalones o mi chaleco negro con pelos. Soy patética y detestable cada 14 de septiembre porque lloro como imbécil, cada vez que quise como yegua, cada vez que supe que había alguien más adecuada que yo. Fui una loser por no bailar axé en la gira, por no ver MeKano, por no ir a las fiestas de la semana del colegio, por no bailar en el Costa Barúa y por no ser la sensación en la semana del colegio del La Salle. Fui una loser por irme en furgón con mi tía que tiraba pollos y no tenía dientes hasta 4to medio, porque me quedaba en la casa los viernes, porque no fui a mi fiesta de graduación. Soy una loser aún porque a veces me dan ganas de llorar en los teléfonos públicos, porque a veces me siento sola, porque me desepciono de todas las personas que conozco. Soy una loser porque creo que no puedo confiar en nadie, porque no puedo ser feliz como la modelo de la tele, porque tengo un genio de la puta madre y eso me hace una persona idiota. Daria. Jamás Besada. Margarita. Ella. Mi Gorda Bella y toda esa manga de mujeres vírgenes.

Loser.
Loser.
Loser.

Me sentí winner cuando me puse a pololear, cuando me pescó el niño que me gustaba y que a todas les gustaba, cuando me enamoré, cuando bajé 11 kilos, cuando se me acabaron mis ataques de pánico, cuando trabajé. Me puse alegre la primera vez que me volé, cuando me dijeron que me amaba, cuando mi hermano me hacía recitar a Garrick, cuando me hacían decir Vincent, cuando decía que estaba haciendo mi examen con el Pablo. Me sentí winner cuando me llamaban por teléfono para decirme cosas innecesarias, cuando me preguntan que qué estoy estudiando y yo digo que teatro, cuando digo que conozco a Ramón Griffero, que a Juan Radrigán le gustó la obra que YO escribí. Me sentí bakan cuando gané el primer lugar con el Quijote, cuando pasé la prueba de actuación en la Católica, cuando la seño Julieta tenía preferencia por mi, cuando todas se mojaban bajo un diluvio para irse a sus casas y yo llegaba sequita a la mía gracias a mi tía sin dientes que tiraba pollos. Me siento bien cuando camino por Santiago sola, cuando he olvidado y dejado ir a gente a la cual amaba pero no era para mi, cuando he seguido amando a quien no tengo que amar, cuando me dicen que mis manos son bonitas, que tengo una voz rica por teléfono. Dejo de ser loser cuando miro feo a la Florencia y le hablo de mala manera, cuando puedo hacer la invertida, cuando tiro tallas y la María Carolina se ríe, cuando la Clau se queda afuera del teatro esperando dos horas sólo para decirme que siente haberse demorado tanto, cuando me dicen que mi hermano es lindo, cuando compro cosas con mi tarjeta de crédito, cuando salgo con la Carlita, cuando tengo panorama para mis fines de semana, cuando estoy inubicable, cuando me tengo que quedar hasta tarde en la universidad, cuando me saco buena nota y cuando rechazo a algún chico que luego me saca pica con su nueva chica como si me importara. Me siento winner cuando alguien me dice que soy la persona que más la conoce en el mundo, cuando me quedo acostada con alguien viendo Sábado Gigante, cuando me eligen testigo de matrimonio, cuando no puedo ir a alguna parte porque tengo ensayo, cuando digo que peso 50 kilos, cuando hay días en que no tengo tantas espinillas. Cuando hay sol, cuando se cambia la hora, cuando uso la ropa de la Claudinga, cuando el Omar me habla (aunque me hable de Gigi), cuando la Esperanza estira los brazos para que yo la tome, cuando la gente viene a ver mis exámenes, cuando me defienden de la gente que me dice que para de hablar para reírse de que no he hablado palabra en toda la noche, cuando sé inglés, cuando cuento que me eximí, cuando quiero llorar y me aguanto y no lo hago, cuando me depilo y me lavo los dientes.