Santiago Fucking City

Encuéntrate entre medio de lo que escribo. A ver si eres capaz de ver más allá de tu ignorancia.



Para la querida y para la estimada.

Entiendo a los norteamericanos que matan a la gente. Mis fuertes deseos asesinos de reventar con un balazo sus vientres fofos y sueltos, sus axilas sudadas, sus pintas de peruanas, sus muslos que chocan, su piel color caca, sus entrepiernas celulíticas con olor a almeja que se abren ante una multitud que se estremece ante magnánima asquerosidad. Vomitiva repugnante que te atreves a hablarme como si estuvieras en tu derecho. No soy depresiva, travesti diabético. No me interesa tu silla, maldita y cerda infección urinaria. Quiero-matar-chanchos. Quiero-matar-cerdos. Quiero-matar-te.



El sábado pasado para variar hizo un calor espantoso. Yo tuve ensayo a las 2 de la tarde de actuación. Estuve todo el día en mi universidad. Almorcé un pan con queso sin mantequilla que se me cayó al suelo y que me tuve que comer igual, después de haber lavado la torreja de queso en el lavamanos. Era nuestra primera pasada con Michael y estuvo desastrosa lo cual me provocó un leve odio hacia Iracema Rocha of-the-lion-king-and-i-saw-your-face y hacia mis compañeritas perras que nos empezaron a pelar y a decir que yo era una depresiva. Como a las 8 me llamó la Pao para contarme que había estado todo el día con su pololo en la piscina. Me invadió una maraca envidia “sana”, y después de cortarle me fui a sentar frente a la factoría y me puse a llorar. Me sentí miserable. Me sentí mediocre. Me sentí cansada. Me sentí sola. De repente aparece Michael Micky comiéndose un pan. Su positivismo me alegra, su confianza en que todo saldrá bien mientras trabajemos. Su confianza en que nuestro trabajo quedará “bonito”. Yo quiero trabajar el doble para que no quede bonito, sino que quede bueno. Estuvimos ensayando meticulosamente hasta las 11 de la noche colados en la escuela que estaba cerrada. Después de robarnos dos caramelos de la escena del Pablo con la Sole y haber escuchado una que otra canción cristiana, nos fuimos cada uno para su casa. Antes de despedirnos le agradecí con toda el alma y sin su consentimiento lo abracé, él me palmoteó la espalda como lo hacen los amigos con sus amigos. Yo caminé hasta Alameda y tomé la micro para la casa de la Clau. Y estoy infinitamente conmovida por Micky a quien odié por todo el primer semestre con justa razón, pero que me tendió la mano cuando en mi vida sólo reinaba la Iracema con sus reacciones inexistentes y su corazoncito putrefacto y sus historias policiales que me llenaban la boca de mediocridad. Y cambié de trabajar con un vegetal a trabajar con él, que aunque mucha gente del curso lo basuree yo sé que llegará lejos y será mucho mejor que la Filomena que lo agrede y le dice que es engrupido. Me gustaría decirle que a mi también me gustaría irme de Santiago, que a mi también me carga que me mientan, que me fascinó el nombre del ratón (Karim Apellido Lela) y que su cansancio y sus ojos inyectados en sangre me parten el alma y me hacen sentir culpable, aunque aquí la única culpable de todo esto tiene nombre y apellido, y baila tap. Yo soy un zombie, y me quedo dormida en los pasillos, y ya no escribo coherentemente y hago cosas estúpidas como darle mi blog a Claudio Marín o declararle al Tauro que estoy perdidamente enamorada de él. In Yer Face.

La desilusión es detestable. Uno siempre se entera de cosas que no quisiera saber y despierto nerviosa sin saber por qué. La desilusión es detestable, aunque todo es tan de mentira, que ya ni siquiera pienso en eso.

El Eder está triste. Y yo te quiero mi guachito, con tu traje baño del trópico, con Roberto que es lo máximo, con Ofelia que es lo mejor. Contigo que sabes siempre qué estoy pensando y por qué. Porque eres mi amigo favorito y porque no te gusta hacerle daño a la gente. Porque te quiero y tú me quieres.

La Paz está triste.

Yo no sé que hacer. ¿Hablarte por msn y decirte que te quiero, que todo va a pasar, que todo estará bien mientras yo esté ahí para decirte que todo estará bien? A veces me siento una pelotuda que no puede hacer nada. Sé que sentimos parecido y que tú no tienes apuro, pero a veces mi celular no responde y no me llegan los mensajes. A veces por más conexiones que hayan sigues sintiendo que algo extraño está pasando. Tú dime. Yo te quiero. Tú dime. Yo te espero.




No sé como mierda escaparme de Santiago Fucking City, no sé como salir de esta hora tan confusa, de sus ojos amarillos, de su auto en mi vereda, de sus mentiras mal paridas, de sus zapatillas rojas. De él y yo no sé por qué. De un yo y tú que ya no está.