Taquicardias.

En esto TIENE que consistir la mala suerte. En el amor no correspondido, en los atropellos al cruzar la calle, en el novio de la amiga, en el tumor en la cabeza, en los países desarrollados y en los veranos pegajosos donde el teléfono suena y suena pero nadie llama.

Y ser nadie en estos días, eso es cosa peligrosa.

Hoy desperté a las 12:20 de la mañana en la cama de alguien. En la cama del Eder. Me lavé los dientes, me maquillé, hice la cama, fui a despertarlo, despertó, puso a Batman a volar por los aires, se bañó, vi el fotolog de la Clau, de la Tefa, de Chiquitinga, de Katrina. Escuché música. Llamamos por teléfono, comimos cazuela, tomamos jugo, nos fuimos apurados, nos subimos a la micro, miré por la ventana y me puse a pensar. Pensé. Me dijo varias cosas que no recuerdo. Andaba con una polera negra, zapatillas rojas y unos jeans. Habían aproximadamente 40 grados de calor dentro de la micro y mis manos comenzaron a sudar. Nos bajamos corriendo, nos subimos en Escuela Militar, peleamos con una vieja y nos colamos en el metro. Llegamos hasta ULA y corrimos hasta "matrícula", la Rocío no estaba y me compré una bebida. Corrimos de vuelta a la estación de metro y nos bajamos en Salvador. Corrimos una vez más y llegué a tiempo para cambiar mi pase. Salimos con insolación y caminamos hasta Baquedano. Tomamos una micro y nos bajamos en Pedro de Valdivia, vimos lo de los pasajes, fuimos al Drugstore y luego fuimos a tomar Milk Shake por $1290. Él se fue, yo fui al baño del McDonald de providencia y luego me vine para mi casa. En la entrada miles de monedas cayeron de mi techo y me enamoré de un chico que no puedo nombrar ni ahora ni nunca. Me comí una empanada de pino, tuve aliento a cebolla, me lavé los dientes. Me dio rabia. Llamé a un muchacho Perdedor. Él apareció y le pegó al otro todo su cáncer asqueroso. El otro chico que yo amaba se me olvidó, murió y luego no existió. Me dijo que feliz. Feliz le dije yo con los deditos cruzados porque puta la wea, por la cresta, por la mierda. Me senté en el sillón junto a él y miles de millones de imágenes imbéciles vinieron a mi. Yo con él en el cine, él y yo en su ventana, viendo películas, yendo al parque, cocinando, hablando, curando mi taquicardia, mirando fotos, emborrachándonos, teniendo s*x*, fumando, tomándonos las manos, escuchando música, su música, mi obsesión, su ropa, su cama, su olor, su weed, sus ojos, sus pestañas, un beso infantil, mis manos que sudan en sus manos, un beso de grandes, estrellas, su voz, su música, su tele, su msn, su rabia, su ventana, su celular, sus manos, mis taquicardias, sus pies, su pelo, sus ojos, sus pestaña, su piel, su voz, su ropa, su olor, su weed, su canción, su nombre, sus monedas de 100.

Llego a mi casa, suena el celular. No es nadie.
Pienso entonces que me encantaría escribir todo lo que hice en el día para nunca mostrártelo pero que lo supieras no sé cómo.
Llego a mi casa, suena el celular. No es nadie.
No es nadie y pienso entonces que en esto definitivamente TIENE que consistir la mala suerte.

Puta la wea.
AAAAAAAAAAAAAAAA.
Gritaría si pudiera.

Dime, lindo, ¿Por qué me aburro de la gente de la que no me debería aburrir y no me aburro de la gente de la cual me debería aburrir?




Lo único que no me aburre...